Hace poco asistí a la boda de un amigo. Se casó en Thailandia (su mujer es originaria de allí), pero lo celebraron en el restaurante thailandés Thai Gracia (Barcelona).
El restaurante me encantó. Me gustó la decoración, la atención del personal y, sobretodo, la comida. La cocina oriental no está entre mis preferidas, pero en esta ocasión me llegó al corazón (bueno, al estómago).
El menú consistió en:
- Brochetas de pollo con salsa de cacahuetes
- Ensalada de frutos del mar
- Arroz con piña y anacardos acompañado de langostinos
- Postre: Arroz con mango
Todo estaba realmente delicioso y bien presentado, como se observa en las fotos.
Además, y aquí viene el toque “rosa”, se me ocurrió preparar una sorpresa para los novios. Según mi marido (que era su amigo antes que yo) el novio era un habitual de los pastelitos Pantera Rosa y a los amigos les pareció una buena idea hacerles un pastel de novios con esa temática.
Mi primera idea fué hacer un pastel casero similar, en apariencia, a los pastelitos (no soy muy fan de la bollería industrial) pero mi marido me disuadió indicándome que entonces perdería parte de la gracia.
Así que compramos planchas de poliestireno para preparar una base, papel rosa para forrar y vaciamos de pastelitos de Pantera Rosa varios supermercados. También compramos unos novios de peluche para rematarlo.
Después de mucho cortar, forrar, pegar y pinchar este fue el resultado.
No es ninguna delicia gastronómica, pero a todo el mundo pareció hacerle gracia el detalle.